miércoles, 18 de enero de 2012

Cuento: El árbol de los problemas.

El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de  trabajo. Su cortadora eléctrica se estropeó y le hizo perder una hora de trabajo, y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar. Mientras lo llevaba a su casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. 
Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, y tocó las puntas de sus ramas con ambas manos. Cuando abrió la puerta, sufrió una sorprendente transformación, su cara se lleno de sonrisas. Abrazo a sus dos pequeños hijos y le dio un cariñoso beso a su mujer.

miércoles, 11 de enero de 2012

El miedo, nuestro compañero.

Lo queramos o no , siempre que nos enfrentamos a una situación desconocida, o a cambios en nuestra vida, vamos a experimentar incertidumbre y miedo... y esto es algo que nos sucede a todos, forma parte de la vida... del crecer, del avanzar y del sentirnos más grandes.
Lo que sucede es que los miedos nos paralizan y esto bloquea nuestro progreso.  Es bueno para nosotros comprender y aceptar, que la única salida que tenemos si queremos avanzar, es atravesar el miedo... es decir, hacer lo que nos  asusta... ¡aunque nos asuste!... 
(Dibujo de Almudena Cock a Doodle Doo)
Lo más interesante de nuestros miedos, son precisamente ese bloqueo y esa inmovilización, que nos están indicando el camino a seguir para ensanchar nuestra vida. 
Nuestros miedos nos marcan por donde tenemos que ampliar ese "espacio de confortabilidad", esa caja en la que nos hemos metido y que nos encorseta y ahoga. 

lunes, 9 de enero de 2012

Cuento: La Furia

Un estudiante de Zen fue a su maestro y le dijo, "Maestro, tengo un carácter ingobernable. ¿Como puedo curarmelo'".
"Muéstrame ese carácter", le dijo su maestro, "parece fascinante".
"No lo tengo ahora", dijo el estudiante, "por eso no puedo mostrártelo".
"Bien, entonces, dijo el maestro, "tráemelo cuando lo tengas".
"Pero no puedo traertelo justamente cuando lo tengo", protesto el estudiante. "Aparece inesperadamente, y seguramente lo perdería antes de poder alcanzártelo a ti".
"En ese caso", le dijo el maestro, "no puede ser parte de tu verdadera naturaleza. Si lo fuera, me lo podrías mostrar en cualquier momento. Cuando nacíste no lo tenias, entonces debe haber venido desde el exterior. Sugiero que cada vez que se apodere de ti, te golpees con un plato hasta que el mal genio no pueda soportarlo y se vaya".

La próxima vez que te sientas enfurecido, ve y corre alrededor de la casa, siete veces, y luego siéntate debajo de un árbol y observa donde se ha ido la furia. No te has reprimido, no la has controlado, no se la has arrojado a otra persona...

domingo, 1 de enero de 2012

Cuento: El verdadero valor del anillo.

Comienzo esta serie de "Cuentos llenos de luz" con uno de Jorge Bucay  de su libro "Déjame que te cuente".


Hay una vieja historia de un joven que concurrió a un sabio en busca de ayuda.
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.